03 Jul Tú árbol familiar
El reconocido autor, Alejandro Jodorowsky, decía: «Todo el mundo debería conocer su árbol genealógico. La familia es nuestro cofre del tesoro o nuestra trampa mortal”.
El árbol familiar, también llamado genograma, revela los datos de una familia en sentido extenso: llega hasta los ancestros que no conocimos y sin embargo están presentes en nuestra vida, porque el inconsciente transgeneracional se transmite de una generación a otra y guarda grandes secretos. El genograma contiene todo lo que somos, sentimos, padecemos, elegimos, enfermamos, decidimos y celebramos.
Por todo ello, aprender a dibujar el árbol familiar supone una aventura. Reunir datos, preguntar, investigar, buscar fotos y documentos; todo sirve: el relato de una pariente lejano, de una tía, de un conocido, etc., que nos ayude a reconstruirlo. ¿Por qué es importante? El árbol contiene una cantidad de información como nombres, fechas de nacimiento y muerte de los antepasados, vocaciones, profesiones, accidentes, éxitos, temas coyunturales (guerras, crisis), conflictos, fortalezas, creencias, enfermedades, muertes, engaños. Todo está en el inconsciente de los miembros de una familia que se transmite, se repite como un guión familiar y puede revelarnos información para ayudarnos a mejorar muchos aspectos de nuestra vidas, que racionalmente nos cuesta entender. ¿Algunas de esas cuestiones? Veamos.
¿Por qué se repiten patrones con mis parejas? ¿Por qué me cuesta tanto hablar de ciertos temas? ¿Por qué se nos hace difícil crear vínculos saludables? ¿Por qué no me siento feliz con mi profesión? ¿Por qué se repiten enfermedades?
El genograma nos ayuda a despejar dudas sobre muchas de esas situaciones y sobre nuestra identidad; nos permite conocer el origen de ciertas enfermedades; averiguar por qué se repiten las mismas fallas al elegir pareja, o entender por qué nos sentirnos insatisfechos con la vida que llevamos. En general, las personas que se interesan en aprender a dibujar su árbol familiar, muchas veces lo hacen para resolver un sufrimiento o un tema específico que les aqueja. No obstante, no es lo único. Es decir, como bien decía Jodorowsky, conocer nuestros ancestros también puede suponer un gran tesoro.
¿Por ejemplo? Eres mujer abocada a tu profesión y aunque estás conforme, sientes que has descuidado tu vida personal; que echas de menos el no haber formado una familia. Ahora bien, imagina que a través de tu mapa familiar descubres que muchas de las mujeres de tu familia han conocido el amor verdadero luego de haber sido reconocidas como mujeres de éxito en su profesión. ¿Qué sentirías?
Como vemos, el dibujo del árbol familiar siempre arroja datos sorprendentes, pero lo que más sorprende es que mucha de esa información la sabíamos, aunque no la habíamos podido entender. Por ejemplo, nos asombramos cuando detectamos sincronía de ciertos hechos en determinadas fechas: “¿por qué en nuestra familia la Navidad es sinónimo de algo malo?” “Comparto con mi primo el día de nacimiento y parece que a ambos nos suceden cosas semejantes antes o después”. En cierta forma, el árbol revela que no son acontecimientos casuales; existe una especie de lealtad que de alguna manera nos condiciona a “utilizar” la información programada en nuestro clan familiar.
Y tal y como sucede con las fechas, sucede con otros legados familiares implícitos como: “serás un arquitecto para completar la tarea de tu padre”, “no ganarás dinero porque entonces te odiarán”. Las expectativas están en el inconsciente familiar y sabemos que debemos ser fieles a esa programación porque la deslealtad al clan es imperdonable. Salvo que tomemos conciencia. Romper con el secreto sana, repara, libera, alivia y evita la repetición.
Animarse a ver cara a cara a la verdad, conocer los secretos familiares nos da libertad y la posibilidad de sanar nuestro árbol genealógico para tomar fuerza hacia nuestra propia vida.
Mercè Perarnau.Profesora de yoga y Terapeuta Gestalt de línea sistémica.Consteladora familiar
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